¿Cuándo comienzan esas diferencias?.
Los cerebros de todas las personas son disímiles, independientemente del género. Hoy sabemos que las diferencias dentro de cada grupo (de hombres o de mujeres) son más grandes que las diferencias entre géneros. Distintos estudios del siglo XX llevaron al pensamiento de que ciertas habilidades vienen instaladas en cada sexo de manera natural e inevitable, como expresión de un genotipo evolutivo.
Investigaciones como las de Simon Baron-Cohen (2000), las cuales actualmente se las considera llena de fallas y cuestionamientos metodológicos, y el libro de John Gray “Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus” (1992), ayudaron a intensificar la confusión.
Por supuesto que las diferencias entre los cerebros masculino y femenino existen, la gran pregunta que hay que hacerse es ¿Cuándo comienzan esas diferencias?
Hoy sabemos por las investigaciones que el cerebro es plástico (neuroplasticidad) y que se va moldeando producto de nuestras experiencias, desde el nacimiento e incluso antes, en un proceso biológico-cultural.
Según muchos y los más importantes investigadores actuales, la corriente esencialista que atribuye características predeterminadas y fijas a cada sexo ha quedado atrás.
Imposición de un límite externo que se intenta hacer pasar como interno.
El cerebro deja de enfocarse en el género para enfocarse en la individualidad.
Hacia una noción del cerebro como huella digital única e irrepetible.
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